Los Desastres
Titulares

martes, 1 de diciembre de 2015

El otro lado de la Tragedía

El   científico Jim Smith en conversación con el periodista de National Geographic John Wendle, Señala que   aun en medio de la magnitud de tragedia nuclear de Chernobyl  la desocupación y abandono del ser humano, dio pie a que resurgieran las especies animales  y vegetales, ya que sin el hombre el mayor depredador de recursos de la tierra, la vida salvaje logra desarrollarse progresivamente y de  forma mentenida para Smith:"
 No decimos que los niveles de radiación sean buenos para los animales; sabemos que dañan su ADN. Pero la habitación humana y el desarrollo de la tierra son peores para la vida salvaje”,
También aseguro Smith: 
“La naturaleza florece cuando los humanos son eliminados de la ecuación, incluso después del peor accidente nuclear del mundo”, afirmó Smith, (Profesor de ciencias terrestres y ambientales en la Universidad de Portsmouth, Reino Unido)

Imagen  tomada de: BBC Mundo
Guerras, accidentes nucleares y pobreza rara vez tienen un lado favorable, pero en Chernóbil y otros rincones del mundo, las catástrofes para las poblaciones humanas se han convertido en ventajas para la vida silvestre.
En lugares asolados  lluvia nuclear y armas químicas, las poblaciones de animales salvajes se han recuperado en grandes cifras en tierras que hemos vuelto demasiado contaminadas –o peligrosas- para la habitación humana.
La vida animal y vegetal está repuntando con fuerza en la zona del desastre nuclear de Chernóbil, que ha permanecido inalterada por la actividad humana durante casi 30 años, informa Jim Smith, científico ambiental y autor de un nuevo estudio sobre la vida cerca del sitio, publicado el lunes.
“Se parece mucho al paisaje del resto del área en Ucrania y Bielorrusia, pero sin personas”, dijo. “Hace diez años, era como un pueblo invadido por el bosque. Hoy es como un bosque que se ha tragado unos cuantos edificios”.
Zona de exclusión nuclear de Chernóbil: desastre nuclear
Lobos, alces, jabalíes, osos, linces, ciervos y docenas de especies prosperan en el área evacuada tras el desastre de Chernóbil, informa el nuevo estudio de Smith.
El accidente nuclear de Ucrania, ocurrido en 1986, fue uno de los peores en la historia y obligó a evacuar a 116,000 personas de una zona de 4,144 kilómetros cuadrados. Pero hoy, las poblaciones de fauna están multiplicándose en el área que une la frontera de Ucrania con Bielorrusia.
La reserva natural “accidental”, creada en esta “zona de exclusión” casi completamente despoblada, está repleta de grandes herbívoros y depredadores, incluido el raro lince europeo y el oso pardo europeo, los cuales no se habían visto en la región desde hace casi un siglo.
También han prosperado el caballo de Przewalski y el amenazado bisonte europeo, introducidos en el área. Abundan los lobos, cuyos niveles poblacionales son siete veces mayores que en reservas comparables que no fueron contaminadas por la lluvia nuclear.

Tatiana Hurtado
Salud y Ambiente
U.D.C.A

lunes, 30 de noviembre de 2015

Infografia


lunes, 23 de noviembre de 2015

Efectos en La Salud de la Radioactividad (Tomado Revista El Ecologista)

Los efectos de la radiactividad sobre la salud humana y los ecosistemas.Mariola Olcina, Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 69.
Toamdo de pixabay.com
La actividad relacionada con la energía nuclear, incluso en ausencia de accidentes, ha provocado una gran concentración de productos radiactivos, lo que tiene graves consecuencias sobre la salud humana y el resto de seres vivos. Los principales daños a la salud se materializan por la capacidad de las sustancias radiactivas, especialmente cuando las ingerimos, de alterar el ADN de nuestras células, haciéndolas proclives al cáncer.
Existe un fondo de radiactividad natural en el medio ambiente que está contenido en la corteza terrestre o que ha sido generado a partir de la interacción de los rayos cósmicos con la atmósfera y la superficie. Estos elementos radiactivos se distribuyen de manera heterogénea por la geografía de nuestro planeta, y a pesar de que existan de forma originaria en la biosfera, no son inocuos. La población que habita en una zona de alta radiactividad tiende a sufrir más rupturas cromosómicas (rotura de la cadena de ADN contenido en el cromosoma que puede causar cáncer, entre otras afecciones) que la gente que vive en zonas de baja radiactividad. Pero estos problemas se multiplican cuando entra en juego el nuevo cupo de elementos radiactivos resultantes de la actividad humana.

El nivel de exposición de la especie humana –la más radiosensible al situarse entre las especies más recientes en la evolución y que, por tanto, se desarrollaron con un fondo radiactivo menor– a estas radiaciones, ha ido aumentando a partir de que entra en funcionamiento, en 1942, el primer reactor nuclear ideado por Enrico Fermi.
Con los reactores llega la fisión del uranio-235 –con una vida media de 713 millones de años– produciendo una serie de elementos radiactivos (también denominados radionucleidos o radioisótopos) que van a expandirse por el ambiente y a permanecer activos durante millares de años. La hipoteca a futuro que representa esta contaminación ambiental no sólo impacta negativamente en los alrededores de las centrales sino que afecta a todo el ecosistema global.
En las próximas líneas, se tratará de analizar qué efectos tiene la radiactividad, en cantidades distintas a las naturales, sobre el medio ambiente y, por consiguiente, en la salud humana.
Ecosistemas con mayor radiactividad
El medio terrestre se contamina a través de radionucleidos presentes en el aire, la lluvia, los regadíos, el suelo, etc. procedentes de las fugas de las instalaciones nucleares, los almacenes de residuos o las explosiones de armas atómicas. Los radionucleidos pueden entrar en el ciclo de la materia, incorporándose a los productores primarios de la biomasa –vegetales, hongos, algas, bacterias, etc.–, y a través de ellos pasar a los animales y a los humanos.
Hay muy pocos informes (por lo menos, que hayan salido a la luz) que determinen de manera exacta qué consecuencias acarrea la expansión de nuevos elementos radiactivos en los ecosistemas. No obstante, con la certeza de que es la actividad humana la que ha provocado el aumento de radiactividad en el planeta, lo que sí puede analizarse es el ciclo completo de la energía nuclear, desde que el uranio sale de la mina hasta que se convierte en combustible para el reactor nuclear y luego en residuo. De esta manera, se puede inferir cuál es la responsabilidad del proceso nuclear en la alteración del ecosistema y los daños en la salud humana.
Todo el ciclo nuclear produce contaminación
En primer lugar, la extracción de uranio del subsuelo supone introducir en la biosfera productos radiactivos que permanecían hasta entonces retenidos en la corteza terrestre de forma segura, contribuyendo al envenenamiento radiactivo de los sistemas naturales. Por ejemplo, en 2005 se necesitaron 41.595 toneladas de mineral de uranio, que exigieron remover entre 6 y 7 millones de toneladas de rocas (según los informes del World Uranium Mining). Estas ingentes cantidades de mineral de uranio deben transportarse a las fábricas de minerales concentrados. Allí se obtienen unas 1.000 toneladas de óxido de uranio, generándose en este proceso más de un millón de toneladas de residuos sólidos y líquidos, que contienen el 85% de la radiactividad original del mineral.
Estos materiales permanecen abandonados en los alrededores de las fábricas emitiendo radón-222 al aire y lixiviando productos radiactivos a las aguas superficiales y subterráneas durante siglos. Luego pasan a las fábricas de conversión y después a las de enriquecimiento para, más tarde, crear las barras de combustible. En cada una de las fases indicadas se genera una gran cantidad de residuos radiactivos, entre ellos el uranio empobrecido: más de 1.000 toneladas por cada carga de combustible en un reactor, y que la industria nuclear regala (¡a coste cero!) a las fábricas de armamento.
En definitiva, las centrales nucleares son una fábrica de plutonio-239, un elemento extremadamente tóxico (química y radiactivamente) inexistente en la biosfera y de uranio-238 o empobrecido. Este último se utiliza en el recubrimiento de todo tipo de munición que, en el momento del impacto, se convierte en un aerosol inflamable cuando entra en contacto con el oxígeno. Estas partículas micrométricas, que se transportan con el viento y la lluvia a grandes distancias, permanecen en el ambiente durante millares de años emitiendo radiactividad y transformándose, por desintegración, en otros elementos de mayor intensidad radiactiva.
Las centrales nucleares emiten, en funcionamiento normal, al agua y al aire, cantidades nada despreciables de radiactividad. Una central nuclear de 1.000 MW emite 9.500 becquerelios (unidad de medida que equivale a una desintegración nuclear por segundo) por cada kWh generado. Ello significa más de 240 billones de becquerelios por cada año de funcionamiento. Y todo esto en el escenario del funcionamiento cotidiano, sin accidentes de las centrales. En un escenario de desastre nuclear como el de Fukushima se multiplican la radiactividad introducida en la biosfera y también sus efectos.
Por desgracia, los accidentes nucleares son más frecuentes de lo que denotan los titulares de los grandes medios de comunicación. No tan lejano, cabe recordar el otro accidente que se produjo en Japón en 2007, en la isla de Honsu, a 200 kilómetros de Tokio. Un terremoto de intensidad 6,8 en la escala Richter, puso en jaque a la gigantesca planta nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, una de las más grandes del mundo. Los informes elaborados en aquellos momentos hablaban de fugas radiactivas, de conductos obsoletos, de tuberías quemadas, aparte de los incendios. Unas doce mil personas tuvieron que ser evacuadas de la ciudad situada al lado de la central.
Marina Forti, una periodista especializada en problemas ecológicos y mediombientales, colaboradora del diario italiano Il Manifesto, hablaba de emisiones a la atmósfera de “pequeñas cantidades” de sustancias radiactivas como cobalto-60, yodo-131 y cromo-51 y más de 1.000 litros de agua radiactiva vertidos al mar, no del litro y medio del que se habló el primer día después del accidente. Lo sucedido no fue una “pequeña fuga” sin consecuencias para el medio ambiente.
Uno de los problemas ecológicos más preocupantes son las fugas de agua radiactiva al mar, de los que Fukushima ahora va a ser un desgraciado banco de pruebas. Estos vertidos tienen graves consecuencias para el ecosistema marino y, por tanto, para la salud humana, ya que son las cadenas alimenticias acuáticas de origen marino las que más fácilmente pueden transferir radionucleidos a los humanos. La contaminación pasa de las algas a los seres humanos, o de las algas a los moluscos y crustáceos, y luego a los humanos. Son cadenas muy cortas y, por lo general, de gran capacidad concentradora. En este sentido, la capacidad de concentración biológica de algunas especies para determinados radionucleidos puede ser también un factor determinante para la contaminación de los niveles tróficos superiores. Por otro lado existen las cadenas acuáticas largas, en las que los radionucleidos se transfieren de plancton a invertebrados, de estos a peces y acaban biomagnificados en las especies marinas predadoras, situadas en lo alto de las cadenas tróficas (atún, pez espada, tiburones, etc.).
Es evidente que, a causa de un desastre nuclear, hay miles de procesos biológicos que resultan alterados. Otro ejemplo, es la contaminación de cultivos que utilizan regadíos de cuencas de agua nuclearizadas. El grado de contaminación depende de la forma de riego y de los radionucleidos implicados; en el caso del cesio-137 o del zinc-65, su absorción por parte de los vegetales y del pasto se refleja rápidamente en la leche y en la carne bovina.
¿Cómo actúa un radionucleido en nuestro organismo?
A través de la energía nuclear y otros procesos tecnológicos, introducimos en la biosfera elementos radiactivos que son muy similares a los que fisiológicamente utiliza nuestro organismo. El estroncio-90, por ejemplo, que es uno de los elementos más importantes de la contaminación provocada por Chernóbil, es un radionucleido que se distribuye en el organismo como el calcio: incorporándose a los huesos. Es decir, los radioisótopos actúan como elementos no radiactivos que existen en la naturaleza y que son necesarios para la vida pero causando diversas afecciones.
Síndrome Agudo por irradiación
Imagen de Wikipedia.org
Como se ha visto, los radionucleidos se difunden a través del aire, por deposición en el suelo o por el agua, llegando a las comunidades humanas directamente o a través de los alimentos, mediante su incorporación a las cadenas tróficas. La vía digestiva es la principal puerta de entrada de los radionucleidos contaminantes. Los gases y las partículas que ingresan en el organismo por vía respiratoria penetran, más o menos en función de su tamaño, en el árbol respiratorio pudiendo llegar hasta los alvéolos pulmonares. Una vez allí, según su solubilidad, pueden penetrar en el torrente circulatorio o quedarse en el pulmón. Si alcanzan el sistema circulatorio, los radionucleidos se distribuyen por el organismo y se acumulan en diversos órganos según sus características químicas.
Esto es lo que se denomina radiación interna ya que la radiación se emite desde las estructuras biológicas (tejidos, órganos, células) donde el radionucleido está depositado. A la hora de evaluar el impacto sobre la salud humana, es de máxima importancia conocer si la radiación es externa o interna. Por ejemplo, el uranio utilizado en los reactores nucleares se desintegra en partículas alfa –partículas poco penetrantes–, de manera que, cuando la radiación es externa, es decir, la fuente de emisión está situada fuera del organismo, el peligro es relativamente bajo porque no penetra y actúa solo durante el tiempo que se esté cerca o en contacto con dicho material.
En cambio, el uranio presenta un alto riesgo de irradiación interna y toxicidad química cuando la exposición se efectúa por inhalación e ingestión. Cuando un radionucleido se acumula en una célula, al desintegrarse en su interior, prácticamente toda la energía se va a disipar allí. Las consecuencias son: o mata la célula o rompe sus cadenas de ácidos nucleicos. Esta ruptura produce una mutación y esta mutación puede desencadenar, a largo plazo, un cáncer.
La leucemia es el primer tipo de cáncer asociado con la exposición a radiaciones. Aunque también se evidencia un riesgo elevado de padecer cáncer de estómago, colon, hígado, pulmón, mama en las mujeres y tiroides, entre los más frecuentes. El problema reside en que ante un determinado cáncer –un cáncer de tiroides, por ejemplo– no se puede saber si está causado concretamente por la radiactividad o si tiene su origen en otras causas. Se podría llegar a inferir midiendo la radiactividad absorbida, pero como el cáncer aparece unos cinco años después de la exposición, en el caso del tiroides, el iodo radiactivo ya ha desaparecido, con lo que no hay pruebas objetivas de laboratorio para determinarlo. Solo la epidemiología de cohortes expuestas y no expuestas muestra el incremento de tumores debido a la radiación recibida.
Por otra parte, el proceso de desintegración de una partícula radiactiva en nuestro organismo también puede generar un estrés oxidativo en las células. Este estrés se da cuando el agua de la célula se ioniza y origina un proceso oxidativo que modifica todo un conjunto de parámetros, haciendo que el organismo sea mucho más vulnerable a trastornos o infecciones e, incluso, alteraciones neurológicas. Conviene tener presente que al estar incorporado en el organismo, el radionucleido está irradiando continuamente a las células y, por tanto, los daños no se limitan únicamente a las células expuestas directamente sino también a las células y tejidos circundantes.
Invocando el principio de precaución
Considerando el impacto que puede llegar a tener la energía nuclear en la salud y el medio ambiente –aunque los escasos estudios no puedan demostrar la asociación entre riesgo y exposición más que en ciertos casos–, es preciso aplicar el principio de precaución que puede invocarse cuando es urgente intervenir ante un posible peligro para la salud humana, animal, vegetal o biológica, en general.
La energía nuclear es uno de estos casos. Se ha demostrado a lo largo de la historia –y desgraciadamente, siempre a raíz de un desastre nuclear– que la energía nuclear, que iba a ser tan barata, es la forma más cara de producir electricidad cuando se considera su ciclo completo, con sus respectivos efectos sobre el ecosistema global del que dependemos.
Tomado del: Revista El Ecologista  (Dar clic para ver en Original) El sitio original de Publicación Cuenta con Licencia Creative Commons.

Bibliografía
E. Rodríguez Farré y S. López Arnal, 2008: Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y en el medio ambiente. Barcelona, El Viejo Topo p 194. (Ed. Luarna, edición electrónica


Autor: Onel Fernando Baron N
U.D.C.A Catedra Salud y Ambiente


Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 2.5 España.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Un medicamento pionero es capaz de frenar los daños de la radiación.

Un medicamento pionero es capaz de frenar los daños de la radiación.

Imagen tomada de: pixabay.com
Después de múltiples vídeo y películas de ficción en el que se propondría un medicamento para reducir o combatir la contaminación radioactiva en el cuerpo, hoy  es una realidad. En el día de hoy se realiza actualmente un medicamento a base de la composición de LPA, de un compuesto que favorece la cicatrización según el investigador Gábor Tigyi. A su vez tiene la característica de ser resistente contra la radioterapia. . Aprovechando esta característica estaría tomando la base de la fuerza de resistencia del cáncer para tratar los efectos nocivos de la exposición a radioterapia.
“Cuando se produce un accidente nuclear se produce una gran liberación de material radiactivo que puede provocar graves daños en las personas expuestas: la radiación ionizante causa la muerte de las células del organismo y daña el ADN. Hasta ahora, estos daños solo se podían tratar de forma paliativa: intentando aliviar los síntomas, según se produjeran fallos en distintos órganos, pero no había forma de curar al paciente atacando las causas”
Según el investigador Gábor Tigyi, este fármaco seria reparador de ADN, que fue alterado por la radiación ionizante, detendría la progresión de muerte celular, para su auto recuperación para lograr un nuevo tejido.  Este medicamento al ser probado en ratones, se evidenció que mejoró la supervivencia de células sanguíneas e intestinales de ratones y seres humanos, en el caso de los ratones tuvieron una supervivencia de 93% de los animales a quienes se expuso este medicamento,
“El medicamento se está desarrollando con la empresa biotecnológica RxBio, que consiguió junto a la Universidad de Tennessee un contrato de 15 millones de dólares del Gobierno de EE UU para su puesta en marcha poco después de que los reactores de Fukushima se derritieran.”
Este medicamento sería de gran ayuda, para las personas que han estado expuesta a accidente, es el caso de los habitantes de Fukushima, donde los niveles de exposición radioactiva fueron tan grandes, que produjeron cambios de órgano y mutación y muerte de tejidos.
Imagen tomada de: pixabay.com
Este no sería el único objetivo del medicamento, pues desarrollándolo y con más estudios, Tigyi, piensa que así mismo conociendo los efectos que ocurren con la radioactividad, también se podría hacer una recuperación y reparación de tejidos en pacientes a quien se ha dado tratamiento agresivo con radioterapia, por ejemplo paciente con Cáncer de mama a quienes la lesiones que genera este tratamiento son en la piel; también tendría la funcionalidad, de proteger a los astronautas de los rayos cósmicos; también se piensa en la posibilidad de protección en caso de ataques terroristas en las que se utilizaran bombas o armas atómicas.

Juliana Castelblanco C.
Catedra Salud y Ambiente
U.D.C.A

Referencia Bibliográfica.

 El país, Materia III medicina, Salas. J. Un medicamento pionero es capaz de frenar los daños de la radiación. 22 ENE 2015 - 18:13 CET Disponible en: http://elpais.com/elpais/2015/01/22/ciencia/1421923637_070127.html

lunes, 9 de noviembre de 2015

EL IMPACTO DE LAS ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS SOBRE LA SALUD

EL IMPACTO DE LAS ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS SOBRE LA SALUD


El crecimiento de la tecnología ha generado al mundo una gran preocupación debido a los posibles efectos nocivos que estos pueden causar a la salud humana, causado por la falta de investigación de los riesgos.

La contaminación electromagnética es causada por las radiaciones que emiten los equipos electrónicos u otros aparatos producto de la actividad humana. Cada corriente eléctrica produce un campo electromagnético, pero debido a los que supuestamente, los celulares y dispositivos portátiles causan un gran daño en el material genético, la posibilidad de desarrollar cáncer y la influencia que tiene sobre el feto en el embarazo.
Imagen de: www.flickr.com

Debido a lo mencionado anteriormente, en la últimas décadas se han realizado múltiples estudios desde el punto de vista de diferentes disciplinas, para determinar si existe un riesgo real a la salud por la exposición a campos electromagnéticos, pero aún no se ha encontrado evidencia suficiente para determinar efectos negativos directamente relacionados con los  campos electromagnéticos, o  al menos no en los niveles de radiación permitidos por los organismos internacionales, según la potencia a la que emiten.

"Alejandro Ubeda Maeso, perteneciente al Servicio de Bioelectromagnética en el Departamento de Investigación del Hospital Ramón y Cajal de Madrid", (1)  en su ensayo concluye “en definitiva, los bioefectos observados en respuesta a campos débiles no son demostrativos de posibles efectos nocivos para la salud. Además, estos efectos serían regidos por fenómenos biofísicos cuyos principios y modelos de actuación no están suficientemente establecidos. En estas condiciones, la promulgación de estándares de seguridad basados en los citados bioefectos, sutiles y altamente específicos, para cuya comprensión carecemos de modelos contrastados, no parece hoy justificada” (1)

¿Son peligrosas las ondas de los celulares?

El uso de aparatos celulares y las antenas de telefonía que se encuentran  a lo largo de las ciudades, no existe evidencia científica suficiente para afirmar que causan un riesgo a la salud humana. Ferrán Tarrasa, jefe de Ingeniería de la Planta de la Central Nuclear de Ascó en Tarragona España,  afirmó que las ondas electromagnéticas  emitidas por los celulares y por las antenas de telefonía no se ha comprobado que tengan efectos genotóxicos porque no afecta las cadenas de ADN con material genético, ni tiene incidencia en el desarrollo fetal, el sistema endocrino o el sistema inmune, tampoco se ha encontrado una relación directa entre las ondas electromagnéticas y el cáncer.  

Catalina Chavarrio
Cátedra Salud y Ambiente
U.D.C.A

Referencia Bibliográfica
Revista Fuscia, el impato de las ondas electromagnéticas sobre la salud, (Internet) 2015, citado el 27 de noviembre de 2015, Disponible desde: http://www.fucsia.co/salud-nutricion-

Tres por Un país: Fukoshima

Fue  el 11 de Marzo de 2011 cuando se produjo el accidente nuclear en la Central de Fukoshima en Japón, para esa época ya muchos habían olvidado el peligro en torno a esta forma de producción de energía, que aun cuándo  se utiliza todo un fortín de medidas de seguridad, estas nunca alcanzaran a evitar la ocurrencia de un desastre.
Imagen de: Ecologistas en acción.

En un momento donde la energía nuclear buscaba ganar terreno en la producción de energía en países emergentes como China, paso lo impensable un terremoto de grado 9 en la escala de Ritcher que afectó a la costa Este japonesa y dañando seriamente a la prefectura de Fukushima, seguidamente al terremoto la región se vio sometida a u  tsunami agravando la magnitud del desastre y causando serios daños a 12 reactores nucleares de los 50 de Japón.

Aun cuando la planta nuclear contaba con los medios  tecnológicos más sofisticados de contención de material radiactivo, estos causa del terremoto, el tsunami, y las posteriores replicas sísmicas hicieron que el sistema fallara y con ello se produjo liberación de gases altamente explosivos que en combinación con el oxígeno  provocaron estallidos que afectaron aún más las estructura  de la plata, y haciendo  la situación propicia para la liberación de material altamente radioactivo al ambiente, también se produjeron incendios al interior que hicieron que la temperatura subiera significamente: el temblor también expuso a la redes de enfriamiento del reactor   impidiendo disminuir y contra la temperatura vital para evitar la emanación  y propagación de la nube radioactiva.

Hay  que decir que este desastre nuclear es considerado el segundo más grave en cuanto al número de víctimas  en la historia, superado únicamente por el sucedido en Chernobyl.

En el siguiente enlace puede visualizar el informe completo  de la confederación de ecologistas:

Ecologistas en Acción (Dar clic)



Fernando Baron Niño
Cátedra Salud y Ambiente
U.D.C.A


Referencia Bibliográfica.

Castejon, Francisco.Fukushima el accidente y sus secuelas en el tercer aniversario.[Internet]. 2014 Mar [citado  01 Oct 2014]; Ecologistas en Acción Marqués de Leganés 12 - 28004 Madrid. Disponible en: https://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/fukushima-3.pdf

lunes, 2 de noviembre de 2015

Lo que dicen los Estudios Impacto Ambiental Chernobyl.

A raiz de la magnitud de la liberación del material radiactivo en 1986 en Chernobyl, hasta la fecha se sigue haciendo un exhaustivo seguimiento del impacto medio ambiental, numerosos centros de investigación siguen de cerca tales efectos, en medio de tal catastrofe este hecho lamentable a permitido estudiar  las consecuencias en el medio ambienta y en la salud, lo que ha permitido desarrollo de tecnologías de seguridad y protección asi como manejos de tratamiento para exposición aguda a  la radioactividad 
En el 2013 el CNA (Centro Nacional de Aceleradores) de Andalucia España, mediante un estudio se propuso determinar de los niveles de distintos isótopos radioactivos en la zona del mar Báltico, estudiando sus concentraciones en algas antes y después del accidente de Chernoby. A continuación se muestran  los hallazgos de la investigación:


Tras el accidente de Chernobyl del 26 de abril de 1986, se estima que 6 Kg de 129I fueron emitidos a la atmósfera, mientras que entre los años 40, 50 y 60 del siglo XX, se liberaron entre 50 y 150 Kg de este isótopo debido a las pruebas nucleares. A pesar de ello, las principales fuentes de emisión de 129I a la atmósfera por parte del ser humano siguen siendo las plantas de reprocesamiento de combustible nuclear de La Hague (Francia) y Sellafield (Reino Unido). En este estudio se han analizado algas, ya que son un muy buen bioindicador para monitorizar la contaminación radioactiva del mar al tener la capacidad de acumular distintos elementos presentes en el agua. Por esta razón se han estudiado algas muestreadas en 1982 y 1986 (después del accidente de Chernobyl) en distintos puntos de la costa de Suecia, obteniendo así una distribución tanto espacial como temporal de la concentración de yodo 129.
Tras el accidente de Chernobyl, el mar Báltico y el mar Negro resultaron contaminados por 90Sr, 134Cs, 137Cs y 239,240Pu. Las dosis más elevadas de radiación fueron recibidas por los habitantes de la zona del mar Báltico. En la actualidad existen estudios muy profundos sobre el comportamiento del cesio pero se sabe menos sobre los mecanismos físicos de deposición del yodo. De ahí el origen de este estudio.

Tras analizarse las concentraciones de 127I (el isótopo estable del yodo) en las muestras de algas, se ha comprobado que existe una clara relación entre la concentración de este elemento y la salinidad, llegándose a la conclusión de que su concentración disminuye con la salinidad.
Asimismo, los altos niveles de yodo 129 encontrados en la zona de Kattegat y su progresiva disminución cuando nos acercamos al mar Báltico, ponen de manifiesto que el yodo 129 emitido por las plantas de reprocesamiento de La Hague y Sellafield ha sido transportado hasta esa zona desde el mar del Norte, siendo su influencia menor a medida que nos adentramos en el mar Báltico. A pesar de esta gradual disminución en la concentración de yodo 129, su mayor aporte al mar Báltico proceda de dichas plantas. En referencia al accidente de Chernobyl se ha comprobado que los niveles de yodo 129 en las algas no son mucho mayores que los existentes en años previos al accidente nuclear, lo cual pone de manifiesto que el accidente nuclear de Chernobyl no tuvo un impacto medioambiental significativo en la región del mar Báltico. Sin embargo los niveles de 137Cs si presentan un incremento con respecto a las muestras analizadas previas al accidente en la misma zona del mar Báltico.

Referencia Bibliográfica:
Consejo Superior de Investigaciones Científicas. [Internet] Andalucia España. 2013.[cited 23 Oct 2015] Centro Nacional de Aceleradores.Documento en linea disponible:http://www.d-andalucia.csic.es/media/download_gallery/El%20CNA%20mide%20el%20impacto%20medioambiental%20del%20accidente%20nuclear%20de%20Chernobyl.pdf
Autor: Onel Fernando Baron Niño
Cátedra Salud y Ambienta U.D.C.A

De interés

Radiaciones ionizantes: efectos en la salud y medidas de protección

¿Qué es la radiación ionizante?

Es un  tipo de energía que es liberada por átomos en forma de ondas electromagnéticas ya sean rayos gamma o rayos X o en forma de partículas alfa, beta o neutrones.
Fuentes de Radiación
Todo el tiempo  estamos expuestos a radiación natural, proveniente de muchas fuentes, como el agua, suelo y aire. El radón es un gas natural que emana de las rocas y de la tierra y es considerada la principal fuente de radiación natural.
Imagen de: wikipedia.org
También, estamos expuestos a los rayos cósmicos, especialmente a gran altura,  en promedio el  80% de la dosis anual de radiación de fondo que recibe una persona procede de fuentes de radiación natural, terrestre y cósmica.
Tipos de exposición
-INTERNA: Se produce cuando un radionúclido es inhalado, ingerido o  entra en algún otro modo en el torrente sanguíneo.
-EXTERNA: Cuando un material radiactivo presente en el aire, ya sea, polvo, líquido, aerosoles, se deposita sobre la piel o la ropa.
Efectos de las radiaciones ionizantes en la salud
El daño que causa sobre la salud depende de la dosis que se reciba o se absorva, esto depende del tipo de radiación y de la sensibilidad de los diferentes órganos y tejidos. Produciendo efectos agudos como enrojecimiento de la piel, caída del cabellos, quemaduras por radiación  o síndrome de irritación aguda.
La radiación ionizante puede producir daños cerebrales en el feto tras la exposición prenatal aguda a dosis superiores a 100 mSv entre las 8 y las 15 semanas de gestación y a 200 mSv entre las semanas16 y 25. Al igual que  aumenta el riesgo de cáncer.
Respuesta de la OMS
Según la Constitución y el Reglamento  Sanitario Internacional (2005), la OMS tiene el deber de evaluar los riesgos para la salud pública y ofrecer asesoramiento, La Red de Preparación y Asistencia Médica para las Situaciones de Emergencia relacionadas con la Radiación proporciona asistencia técnica para la preparación y respuesta ante emergencias nucleares.

Jeisson Carvajal
Cátedra Salud Ambiente
U.D.C.A


 Referencia Bibliográfica 

Organización Mundial de la Salud, Radiaciones Ionizantes: efectos en la salud y  medidas de protección, Noviembre de 2012. Pág 5-6.

lunes, 26 de octubre de 2015

¿Por qué Hiroshima y Nagasaki están habitadas y Chernóbil no?

Compartimos esta semana el Artículo Publicado por el medio Británico BBC, donde se da  una aproximación a tres de las tragedias nucleares más devastadoras de la historia, una producto de la guerra, el otro producto de un error humano,  y se explica por qué la una se condeno a la extinción eterna a una ciudad, mientras que las otras dos brillan como grandes y prosperas ciudades:

¿Por qué Hiroshima y Nagasaki están habitadas y Chernóbil no?

Hace 70 años las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki fueron blanco de dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos que causaron enorme devastación y destrucción.
En Hiroshima vivían unas 350.000 personas. Se calcula que la bomba que cayó el 6 de agosto de 1945 mató a unas 80.000 personas.
Casi 80% de los edificios fueron destruidos o quedaron severamente dañados.
Todavía se disputa cuál fue el número total de muertos en la ciudad, debido a las heridas sufridas en la explosión o a los efectos de la radiación, pero la cifra varía entre 90.000 y 166.000.
Hoy habitan en la ciudad 1.174.000 personas.
En Nagasaki, el día de la explosión nuclear, el 9 de agosto de 1945, vivían en la ciudad 263.000 personas.
En menos de un segundo tras la detonación, el norte de la ciudad quedó destruido y se calcula que entre 39.000 y 80.000 personas murieron.
Hoy viven en esa ciudad unas 450.000 personas.
El peor desastre
Ahora adelantémonos en el tiempo 41 años. En la madrugada del 26 de abril de 1986 ocurrió el que ha sido calificado como el peor desastre nuclear de la historia.
Chernóbil en la Actualidad:   Tomada de : Taringa.net

Uno de los cuatro reactores de la planta de Chernóbil, en Ucrania, que entonces formaba parte de la Unión Soviética, explotó y causó un incendio que liberó enormes cantidades de partículas radioactivas a la atmósfera.
Como consecuencia directa del accidente murieron 31 personas. Pero aún continúan investigándose los efectos a largo plazo de la radiación, como el cáncer entre generaciones.
Image captionChernóbil es considerado el peor desastre nuclear de la historia.
Tras el accidente fue decretada una Zona de Exclusión de 30 kilómetrosalrededor de la planta nuclear, la cual cubre un área de aproximadamente 2.600 km2 en Ucrania donde aún hay restos de contaminación radioactiva y donde el acceso está restringido.
Reconstrucción y exclusión

¿Cómo fue posible que Hiroshima y Nagasaki, que sufrieron explosiones nucleares tan devastadoras y enorme pérdida de vidas, son ahora ciudades prósperas y habitadas, mientras Chernóbil es un lugar deshabitado y seguirá así quizás por miles de años?
La página de noticias Gizmodo, especializada en tecnología, es uno de los pocos medios que se ha hecho esta pregunta.
BBC Mundo reproduce las tres razones principales.
. Cantidad de combustible nuclear
Hiroshima después de la Bomba Atómica.
La bomba Little Boy (que cayó en Hiroshima) transportaba 63 kilogramos de uranio enriquecido. Fat Man (la bomba de Nagasaki) contenía unos 6,2 kilos de plutonio.
El reactor número cuatro de Chernóbil tenía unas 180 toneladas de combustible nuclear del que 2% (3.600 kilos) era uranio puro.
Cuando explotó el reactor se calcula que se liberaron siete toneladas de combustible nuclear. En total el desastre emitió 100 veces más radiación que las bombas que cayeron sobre Nagasaki e Hiroshima.

. Diferencias en la reacción nuclear
En la bomba de Hiroshima, sólo hizo reacción cerca de 0,90 kg de uranio. De igual forma, sólo 0,90 kg del plutonio fue sometido a una fisión nuclear en Nagasaki.
En Chernóbil, sin embargo, unas siete toneladas de combustible nuclear -con enormes cantidades de partículas radioactivas- escaparon a la atmósfera.
Cuando se fundió el combustible nuclear, se liberaron isótopos radioactivos que incluían xenón, yodo radioactivo y cesio.
. Ubicación
Las dos bombas de Hiroshima y Nagasaki fueron detonadas en el aire, a cientos de metros sobre la superficie de la Tierra.
Como resultado, los depósitos radioactivos se dispersaron por el efecto de la nube creada por la explosión.
En Chernóbil, sin embargo, cuando se fundió el reactor cuatro en la superficie, se produjo una activación de neutrones que provocó que la tierra se volviera radioactiva.
La página Physics Stack Exchange (un sitio de intercambio de conocimientos para investigadores, académicos y estudiantes de física) tiene otra explicación.
"Aunque funcionan sobre la base de los mismos principios, la detonación de una bomba atómica y el colapso de una planta nuclear son procesos muy diferentes", explica una entrada.
Una bomba atómica -agrega- está basada en la idea de liberar la mayor energía posible de la reacción de una fisión nuclear en el menor tiempo posible.
La idea es crear el mayor daño y devastación posible para anular a las fuerzas enemigas.
Así, los isótopos radioactivos que se crean en una explosión atómica tienen unperíodo de vida relativamente corto.
Pero como un reactor nuclear está diseñado para producir energía de un proceso de reacción lento y sostenido, esto resulta en la creación de materiales de desechos nucleares que tienen una vida relativamente larga.
Hiroshima en la Actualidad. Tomado de: www.lavanguardia.com
O sea, la radiación inicial de un accidente nuclear puede ser mucho más baja que la de una bomba, pero su tiempo de vida será mucho más largo.
Se calcula que pasarán miles de años, se ha hablado de 20.000, para que la zona de exclusión de Chernóbil vuelva a ser habitable.

Este artículo es tomado textualmente del sitio de BBC Mundo, unicamente con fines académicos.

Referencia Bibliográfica
BBC Mundo. . ¿Por qué Hiroshima y Nagasaki están habitadas y Chernóbil no? Publicado el 7 agosto 2015. Citado el 8/11/2015. Documento en línea disponible en:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150807_hiroshima_nagasaki_chernobil_habitantes_men
 


Estefani Carrillo
U.D.C.A Facultad de Ciencias de la Salud
Cátedra Salud  y ambiente

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