A raiz de la magnitud de la liberación del material radiactivo en 1986 en Chernobyl, hasta la fecha se sigue haciendo un exhaustivo seguimiento del impacto medio ambiental, numerosos centros de investigación siguen de cerca tales efectos, en medio de tal catastrofe este hecho lamentable a permitido estudiar las consecuencias en el medio ambienta y en la salud, lo que ha permitido desarrollo de tecnologías de seguridad y protección asi como manejos de tratamiento para exposición aguda a la radioactividad
En el 2013 el CNA (Centro Nacional de Aceleradores) de Andalucia España, mediante un estudio se propuso determinar de los niveles de distintos isótopos radioactivos en la zona del mar Báltico, estudiando sus concentraciones en algas antes y después del accidente de Chernoby. A continuación se muestran los hallazgos de la investigación:
Tras el accidente de Chernobyl
del 26 de abril de 1986, se estima que 6 Kg de 129I fueron emitidos a la
atmósfera, mientras que entre los años 40, 50 y 60 del siglo XX, se liberaron
entre 50 y 150 Kg de este isótopo debido a las pruebas nucleares. A pesar de
ello, las principales fuentes de emisión de 129I a la atmósfera por parte del
ser humano siguen siendo las plantas de reprocesamiento de combustible nuclear
de La Hague (Francia) y Sellafield (Reino Unido). En este estudio se han
analizado algas, ya que son un muy buen bioindicador para monitorizar la
contaminación radioactiva del mar al tener la capacidad de acumular distintos
elementos presentes en el agua. Por esta razón se han estudiado algas
muestreadas en 1982 y 1986 (después del accidente de Chernobyl) en distintos
puntos de la costa de Suecia, obteniendo así una distribución tanto espacial
como temporal de la concentración de yodo 129.
Tras el accidente de Chernobyl,
el mar Báltico y el mar Negro resultaron contaminados por 90Sr, 134Cs, 137Cs y
239,240Pu. Las dosis más elevadas de radiación fueron recibidas por los
habitantes de la zona del mar Báltico. En la actualidad existen estudios muy
profundos sobre el comportamiento del cesio pero se sabe menos sobre los
mecanismos físicos de deposición del yodo. De ahí el origen de este estudio.
Tras analizarse las
concentraciones de 127I (el isótopo estable del yodo) en las muestras de algas,
se ha comprobado que existe una clara relación entre la concentración de este
elemento y la salinidad, llegándose a la conclusión de que su concentración disminuye
con la salinidad.
Asimismo, los altos niveles de yodo
129 encontrados en la zona de Kattegat y su progresiva disminución cuando nos
acercamos al mar Báltico, ponen de manifiesto que el yodo 129 emitido por las
plantas de reprocesamiento de La Hague y Sellafield ha sido transportado hasta
esa zona desde el mar del Norte, siendo su influencia menor a medida que nos
adentramos en el mar Báltico. A pesar de esta gradual disminución en la
concentración de yodo 129, su mayor aporte al mar Báltico proceda de dichas plantas.
En referencia al accidente de Chernobyl se ha comprobado que los niveles de
yodo 129 en las algas no son mucho mayores que los existentes en años previos
al accidente nuclear, lo cual pone de manifiesto que el accidente nuclear de
Chernobyl no tuvo un impacto medioambiental significativo en la región del mar
Báltico. Sin embargo los niveles de 137Cs si presentan un incremento con
respecto a las muestras analizadas previas al accidente en la misma zona del
mar Báltico.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas. [Internet] Andalucia España. 2013.[cited 23 Oct 2015] Centro Nacional de Aceleradores.Documento en linea disponible:http://www.d-andalucia.csic.es/media/download_gallery/El%20CNA%20mide%20el%20impacto%20medioambiental%20del%20accidente%20nuclear%20de%20Chernobyl.pdf
Autor: Onel Fernando Baron Niño
Cátedra Salud y Ambienta U.D.C.A
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